Gato caracal

El nombre del gato caracal proviene de la palabra turca “karakulak” que significa “orejas negras”, este es considerado un animal salvaje debido a su aspecto similar al de los linces del desierto; recientemente se descubrió que está más vinculado con el serval, un gato salvaje africano de tamaño mediano que a su vez tiene gran parecido con el guepardo o con un pequeño ocelote.

En 1843, el naturalista y zoólogo John Edward Gray fue quien bautizó al gato de caracal y lo presentó al mundo como un nuevo ejemplar encontrado en las proximidades del Cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica, sin embargo, mucho antes de que el mundo moderno se enterara de la presencia del gato salvaje de caracal, se encontraron indicios de que en el antiguo Egipto y en la India se utilizaba como animal de caza, llegando incluso a ser representado con una connotación religiosa y espiritual.
Con el tiempo los caracales fueron analizados y se llegó a la conclusión de que su ADN  tiene rastro de un género monofilético relacionado con los servales y gatos dorados africanos, por lo que están catalogados como felinos gracias a su similitud con los leopardos.

La mejor manera de identificar a un gato caracal es a través de su tamaño, ya que puede alcanzar los 92 cm de largo y un peso de 25 kilos, asimismo, su pelaje color marrón es otro de sus distintivos, pues este le permite camuflarse en los prados donde caza.

El gato caracal> tiene rasgos en las partes posteriores de sus grandes orejas negras de donde sobresalen penachos de tonalidades más oscuras, mientras que en el interior de las mismas predomina el pelo de color blanco.

En el resto de su cuerpo su pelaje es liso, denso y suave, de tonos anaranjados o rojizos; por otro lado, sus ojos son de forma redonda y se les puede encontrar en color verde o amarillo.

A pesar de que en algunas regiones de la India e Irán se considera al gato caracal como un animal doméstico, el símbolo de estatus de esta mascota exótica no es para cualquiera, ya que requiere de un espacio muy grande con árboles en donde pueda trepar y cazar como si estuviera libre en su hábitat natural.

De igual manera, el terreno donde se pretenda domesticar a un gato caracal tiene que contar con suficiente agua, esto debido a que la mayor parte de dicho elemento lo suele obtener de sus presas, por lo tanto, puede correr el riesgo de deshidratarse estando en cautiverio.

Al ser un animal con hábitos nocturnos, el caracal necesita de lugares donde pueda ocultarse para dormir durante el día y salir a explorar por la noche, en caso de que el gato caracal sea doméstico se requiere de un espacio con zonas en donde pueda elevarse, ya que se les conoce como “gatos voladores” al tener una gran capacidad para saltar, alcanzando los tres metros de altura.

Precio del gato caracal 

La belleza de un gato caracal bebé pasa a ser magnífica cuando cumple la edad adulta, es entonces cuando los individuos conocedores de la fauna salvaje se preguntan “¿cuánto cuesta un gato caracal en la actualidad?”.

Se sabe que no es una buena idea tener un caracal como mascota debido a su naturaleza salvaje, es por eso que no se les considera aptos para vivir en cautividad; estos animales requieren no sólo de una extensión de territorio enorme para simular su hábitat natural, sino también de estímulos que impulsen su instinto de cacería, de lo contrario este podría reducirse progresivamente hasta desaparecer a causa de la custodia humana.

A pesar de lo anteriormente mencionado, existen algunos lugares donde el gato caracal se encuentra en venta al no ser una especie invasora, otorgando su cuidado con las condiciones de tenerlo bajo constante vigilancia y sin sacarlo del espacio donde vive.

Hoy en día estos animales domésticos exóticos tienen un costo en el extranjero de entre 6500 y 9000 euros, mientras que en el caso de México el gato caracal tiene un precio que ronda los 137,000 pesos.

El carácter salvaje de los caracales no los hace candidatos para vivir con los seres humanos, por tal motivo te recomendamos tener de mascota un gato convencional de alguna institución de protección animal, y solamente observar al gato caracal en un zoológico o en algún safari.

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